Desde Baquedano una joven viene caminando en busca de su amado, lo busca por todo Santiago. Entre las lluvias, los vientos se esconden los lamentos por no encontrar lo querido y saberlo perdido.
Llega a la catedral pidiendo a dios que le ayude a cumplir este desafío, de ver a su amor, el cual se ha convertido en un prohibido.
A altas horas de la mañana con el primer destello de la madrugada cansada de buscar se sienta a descansar, añorando el aroma de esa persona que no vendrá, esperando a su amor, el que le rompió el corazón.
Aradia.
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